Ferrari, crisis fuera y dentro de la pista

Protagonistas por no hacer nada, es decir, cero puntos. Ferrari, que hace unos meses logró el decimosexto título de constructores, sufre una crisis que no padecía desde hace 17 años, con el F1/92A de Jean Alesi e Ivan Capelli. Dos motivos: los problemas de fiabilidad y la pésima táctica en pista. La consecuencia es el estar inmerso en una ‘increíble’ lucha con Force India por puntuar: crisis fuera y dentro de la pista.

Fracaso estrepitoso de la escudería que preside Luca di Montezemolo en el arranque del Mundial 2009. Stefano Domenicali, director deportivo, prefiere calificar la situación “sin pánico”. Pero con muchas alarmas. En Australia el toque fue para Maranello. Ningún bólido rojo consiguió finalizar la prueba como consecuencia de problemas mecánicos (el finlandés en la vuelta 55 con un fallo del diferencial y el brasileño se paró en boxes en la vuelta 45 con el soporte del morro roto). La extrema fiabilidad que ha caracterizado a la scudería se ha diluido este año. Es un coche más, conducido por dos de los pilotos mejor pagados y mejor valorados del paddock y fabricado con el único objetivo de ser los mejores. La presión se ha instalado en el equipo italiano.

El mayor desastre se centra en la manera de afrontar la carrera. En Melbourne fallaron los neumáticos y “además, la estrategia no ha funcionado, sobre todo en el caso de Felipe”, señaló Domenicali. Fueron muy agresivos y el coche de seguridad le echó abajo todo el plan. En Sepang se confiaron en la clasificación, cuando Massa realizó un tiempo que consideraron suficiente para acceder a la Q2 sin gastar ningún otro juego de neumáticos. No fue así y el brasileño arrancó desde el puesto 16. Ya en la carrera, a Raikkonen le llamaron para entrar a boxes. Con la pista seca, salió con ruedas de extrema lluvia. Más de siete segundos por vuelta perdidos con respecto a los tiempos con slicks, además de un desgaste que hacía peligrar la resistencia de las gomas.

En Alemania culparon a Schumacher

El resultado de esta ‘jugada’ fue el enfado del finlandés. Cuando pararon la carrera, se cambió por completo en busca y captura de un helado para enfriar su temperatura, ‘ahora va a salir a la pista quien yo te diga’, debió pensar. Echó la culpa al equipo (“en Australia fui yo quien cometí un error, esta vez ha sido el equipo”), el equipo al hombre del tiempo ("pusimos ruedas de agua porque las previsiones decían que llovería”) y en Alemania, acusaron a Michael Schumacher (Niki Lauda: “Tendría que haberse dado cuenta de lo que pasaba. Este fracaso es embarazoso”).

La patata caliente se la pasan unos a otros y mientras, el hombre más deseado del campeonato, Ross Brawn, tiene su propia explicación. Además, la que parece más cuerda. El ex director deportivo de Ferrari declaró ayer que McLaren y Ferrari “están pagando su lucha de 2008”. El director de la escudería de moda sabe que esta situación será temporal. Que tarde o temprano las balas rojas y plateadas estarán arriba porque son los que más potencial de desarrollo tienen a lo largo de la temporada. Sus instalaciones les permiten evolucionar un vehículo sin tanta necesidad de salir a un circuito. Además, este martes, la distancia se podría recortar mucho más cuando se obtenga una respuesta final a cerca de los polémicos difusores.